La Revolución Cognitiva, el Lenguaje y el Despertar de la Creatividad Humana
Como parte de un libro que tengo en preparación, sobre la Experiencia de Heiddeger en mi vida academica, ya que creo a cabalidad que la historia de la humanidad no está definida únicamente por la evolución biológica, sino por una serie de transiciones simbólicas y culturales que transformaron la manera en que percibimos y construimos el mundo. Entre ellas, la Revolución Cognitiva, tal como la plantea Yuval Noah Harari en Sapiens: De animales a dioses (2011), constituye un umbral determinante: el instante en que el Homo sapiens dejó de ser solo un animal más para convertirse en un ser capaz de crear mitos, construir culturas y transformar su entorno a través del lenguaje y la imaginación.
El lenguaje como herramienta de cooperación y creación
Según Harari, lo que distinguió al Homo sapiens de otras especies humanas no fue la fuerza física ni una inteligencia técnica superior, sino la capacidad única de imaginar y transmitir ficciones colectivas: religiones, leyes, mitos, dinero, y eventualmente, ciencia. Todo esto fue posible gracias a una revolución en el lenguaje. No se trataba solo de comunicarse sobre el entorno inmediato —como hacen algunos primates— sino de construir realidades simbólicas complejas.
El lenguaje narrativo, es decir, aquel que permite contar historias, especular sobre futuros hipotéticos y transmitir conocimientos abstractos, permitió a los sapiens cooperar en grupos mucho más grandes que los limitados por vínculos de parentesco. De acuerdo con Robin Dunbar (1996), el límite de relaciones humanas mantenidas sin lenguaje simbólico es de alrededor de 150 personas. El lenguaje amplió exponencialmente este límite.
Pero más allá de la función social, el lenguaje posibilitó la creatividad simbólica. Como sostiene Steven Mithen (1996) en The Prehistory of the Mind, el surgimiento del arte, la religión y la tecnología está directamente vinculado al desarrollo de un sistema cognitivo que integra el pensamiento técnico, natural y social, algo que el lenguaje hace posible al fusionar dominios de conocimiento.
El lenguaje y la Aletheia: desocultar el mundo
Aquí resulta pertinente traer a colación el concepto de Aletheia, de la filosofía griega antigua, especialmente desarrollado por Parménides y luego por Martin Heidegger. Aletheia no significa simplemente "verdad" como correspondencia entre el lenguaje y la realidad, sino "desocultamiento", revelación de lo que estaba oculto.
Desde esta perspectiva, el lenguaje no solo sirve para nombrar el mundo, sino para revelarlo, para traer a la luz lo invisible, para hacer surgir nuevas formas de comprender la existencia. La Revolución Cognitiva, entonces, puede entenderse no solo como un cambio evolutivo, sino como un momento ontológico en el que el ser humano comienza a participar activamente en el desocultamiento del mundo, en su continua reinterpretación.
Harari menciona que, gracias al lenguaje, los sapiens no solo podían compartir información útil, sino "crear mitos", y es justamente en el mito —como forma de lenguaje creativo y desocultador— donde se fundan nuestras culturas, religiones, valores y aspiraciones. Así, el lenguaje no es solo funcional; es poético, filosófico y transformador.
Lenguaje y creatividad: el nacimiento del arte y la ficción
A partir de la Revolución Cognitiva, se multiplican las expresiones artísticas: pinturas rupestres, tallas simbólicas, enterramientos rituales. El lenguaje fue el medio a través del cual las imágenes mentales pudieron ser compartidas, refinadas y preservadas. La creatividad no solo se manifestó en obras físicas, sino en la capacidad de construir mundos imaginarios. Como sostiene Harari: “La ficción nos ha permitido no solo imaginar cosas, sino hacerlo colectivamente” (Harari, 2011, p. 40).
Esta capacidad narrativa constituye la base de toda innovación humana. Todo diseño, invención o sistema político nace primero como una narración interior que, gracias al lenguaje, puede ser comunicada, debatida, mejorada y realizada. Sin lenguaje, no hay ciencia ni poesía, ni amor declarado, ni historia escrita.
Conclusión: una humanidad contada y revelada
La Revolución Cognitiva nos recuerda que ser humano no es solo sobrevivir, sino narrar, imaginar, crear. Es vivir en un mundo que es tanto físico como simbólico, y cuya realidad se transforma cada vez que una nueva historia es contada y creída. El lenguaje es la condición de posibilidad de nuestra humanidad simbólica, y en él reside tanto el poder de oprimir como el de liberar.
Entendido a través de la Aletheia, el lenguaje se convierte en el puente entre lo oculto y lo visible, entre lo que es y lo que puede ser. En última instancia, la humanidad comenzó no solo cuando aprendimos a usar herramientas, sino cuando comenzamos a decir “érase una vez…”.
Referencias bibliográficas
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Harari, Y. N. (2011). Sapiens: De animales a dioses. Debate.
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Dunbar, R. (1996). Grooming, Gossip and the Evolution of Language. Harvard University Press.
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Mithen, S. (1996). The Prehistory of the Mind: The Cognitive Origins of Art, Religion and Science. Thames & Hudson.
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Heidegger, M. (2001). La poética de Hölderlin. Alianza Editorial.
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Gadamer, H.-G. (2006). Verdad y método. Sígueme.
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Jaynes, J. (1976). The Origin of Consciousness in the Breakdown of the Bicameral Mind. Houghton Mifflin.