viernes, 23 de mayo de 2025

La Revolución Cognitiva

 



La Revolución Cognitiva, el Lenguaje y el Despertar de la Creatividad Humana

 

Como parte de un libro que tengo en preparación, sobre la Experiencia de Heiddeger en mi vida academica, ya que creo a cabalidad que la historia de la humanidad no está definida únicamente por la evolución biológica, sino por una serie de transiciones simbólicas y culturales que transformaron la manera en que percibimos y construimos el mundo. Entre ellas, la Revolución Cognitiva, tal como la plantea Yuval Noah Harari en Sapiens: De animales a dioses (2011), constituye un umbral determinante: el instante en que el Homo sapiens dejó de ser solo un animal más para convertirse en un ser capaz de crear mitos, construir culturas y transformar su entorno a través del lenguaje y la imaginación.

El lenguaje como herramienta de cooperación y creación

Según Harari, lo que distinguió al Homo sapiens de otras especies humanas no fue la fuerza física ni una inteligencia técnica superior, sino la capacidad única de imaginar y transmitir ficciones colectivas: religiones, leyes, mitos, dinero, y eventualmente, ciencia. Todo esto fue posible gracias a una revolución en el lenguaje. No se trataba solo de comunicarse sobre el entorno inmediato —como hacen algunos primates— sino de construir realidades simbólicas complejas.

El lenguaje narrativo, es decir, aquel que permite contar historias, especular sobre futuros hipotéticos y transmitir conocimientos abstractos, permitió a los sapiens cooperar en grupos mucho más grandes que los limitados por vínculos de parentesco. De acuerdo con Robin Dunbar (1996), el límite de relaciones humanas mantenidas sin lenguaje simbólico es de alrededor de 150 personas. El lenguaje amplió exponencialmente este límite.

Pero más allá de la función social, el lenguaje posibilitó la creatividad simbólica. Como sostiene Steven Mithen (1996) en The Prehistory of the Mind, el surgimiento del arte, la religión y la tecnología está directamente vinculado al desarrollo de un sistema cognitivo que integra el pensamiento técnico, natural y social, algo que el lenguaje hace posible al fusionar dominios de conocimiento.

El lenguaje y la Aletheia: desocultar el mundo

Aquí resulta pertinente traer a colación el concepto de Aletheia, de la filosofía griega antigua, especialmente desarrollado por Parménides y luego por Martin Heidegger. Aletheia no significa simplemente "verdad" como correspondencia entre el lenguaje y la realidad, sino "desocultamiento", revelación de lo que estaba oculto.

Desde esta perspectiva, el lenguaje no solo sirve para nombrar el mundo, sino para revelarlo, para traer a la luz lo invisible, para hacer surgir nuevas formas de comprender la existencia. La Revolución Cognitiva, entonces, puede entenderse no solo como un cambio evolutivo, sino como un momento ontológico en el que el ser humano comienza a participar activamente en el desocultamiento del mundo, en su continua reinterpretación.

Harari menciona que, gracias al lenguaje, los sapiens no solo podían compartir información útil, sino "crear mitos", y es justamente en el mito —como forma de lenguaje creativo y desocultador— donde se fundan nuestras culturas, religiones, valores y aspiraciones. Así, el lenguaje no es solo funcional; es poético, filosófico y transformador.

Lenguaje y creatividad: el nacimiento del arte y la ficción

A partir de la Revolución Cognitiva, se multiplican las expresiones artísticas: pinturas rupestres, tallas simbólicas, enterramientos rituales. El lenguaje fue el medio a través del cual las imágenes mentales pudieron ser compartidas, refinadas y preservadas. La creatividad no solo se manifestó en obras físicas, sino en la capacidad de construir mundos imaginarios. Como sostiene Harari: “La ficción nos ha permitido no solo imaginar cosas, sino hacerlo colectivamente” (Harari, 2011, p. 40).

Esta capacidad narrativa constituye la base de toda innovación humana. Todo diseño, invención o sistema político nace primero como una narración interior que, gracias al lenguaje, puede ser comunicada, debatida, mejorada y realizada. Sin lenguaje, no hay ciencia ni poesía, ni amor declarado, ni historia escrita.

Conclusión: una humanidad contada y revelada

La Revolución Cognitiva nos recuerda que ser humano no es solo sobrevivir, sino narrar, imaginar, crear. Es vivir en un mundo que es tanto físico como simbólico, y cuya realidad se transforma cada vez que una nueva historia es contada y creída. El lenguaje es la condición de posibilidad de nuestra humanidad simbólica, y en él reside tanto el poder de oprimir como el de liberar.

Entendido a través de la Aletheia, el lenguaje se convierte en el puente entre lo oculto y lo visible, entre lo que es y lo que puede ser. En última instancia, la humanidad comenzó no solo cuando aprendimos a usar herramientas, sino cuando comenzamos a decir “érase una vez…”.


Referencias bibliográficas

  • Harari, Y. N. (2011). Sapiens: De animales a dioses. Debate.

  • Dunbar, R. (1996). Grooming, Gossip and the Evolution of Language. Harvard University Press.

  • Mithen, S. (1996). The Prehistory of the Mind: The Cognitive Origins of Art, Religion and Science. Thames & Hudson.

  • Heidegger, M. (2001). La poética de Hölderlin. Alianza Editorial.

  • Gadamer, H.-G. (2006). Verdad y método. Sígueme.

  • Jaynes, J. (1976). The Origin of Consciousness in the Breakdown of the Bicameral Mind. Houghton Mifflin.


Sapiens: Una mirada provocadora a la historia de la humanidad

 


 


Hace justo 10 años, una querida hija dedicada a la literatura, llegó con este regalo, al cual se uniría con otro título regalo de mi yerno gran y dedicado lector. 

En su libro Sapiens, el Dr. Yuval Noah Harari explica que, en algún momento, hubo más que solo Homo sapiens vagando por la Tierra. De hecho, probablemente existieron hasta seis tipos diferentes de humanos: Homo sapiens, Homo neanderthalensis, Homo soloensis, Homo erectus, etc.


En Sapiens: De animales a dioses, el historiador israelí Yuval Noah Harari ofrece una narrativa ambiciosa y estimulante sobre la historia de la humanidad, desde los albores de la especie Homo sapiens hasta la actualidad tecnológica. Publicado originalmente en hebreo en 2011 y luego traducido a más de 60 idiomas, este libro se ha convertido en un fenómeno global. Su éxito radica tanto en la amplitud de su mirada como en su capacidad para desafiar ideas convencionales sobre quiénes somos y cómo llegamos a serlo.

Un nuevo relato de la historia

Harari propone que tres revoluciones han dado forma a la historia de los seres humanos: la Revolución Cognitiva (hace unos 70.000 años), la Revolución Agrícola (hace unos 12.000 años) y la Revolución Científica (a partir de hace unos 500 años). Cada una de estas transformaciones redefinió profundamente las estructuras sociales, los sistemas de creencias y el poder humano sobre el entorno.

La Revolución Cognitiva permitió a los Homo sapiens desarrollar el lenguaje y la capacidad de crear "realidades intersubjetivas": mitos, religiones, ideologías, empresas y naciones. Según Harari, nuestra capacidad de cooperar en masa depende de estas ficciones compartidas.

Con la Revolución Agrícola, el ser humano pasó de cazador-recolector nómada a agricultor sedentario. Aunque esta transición facilitó el crecimiento poblacional y el desarrollo de civilizaciones, Harari sostiene que también trajo más sufrimiento individual, al incrementar el trabajo, las enfermedades y la desigualdad.

La Revolución Científica, iniciada alrededor del siglo XVI, rompió con la aceptación pasiva del orden natural. El impulso por conocer y dominar el mundo físico sentó las bases del imperialismo moderno, la economía capitalista global y los avances tecnológicos que hoy definen la vida moderna.

Más allá de la historia

Uno de los aspectos más distintivos de Sapiens es su tono provocador. Harari no duda en lanzar afirmaciones polémicas: ¿Fue la agricultura un error? ¿Son las religiones solo ficciones útiles? ¿Nos hace más felices el progreso tecnológico?

Estas preguntas no tienen respuestas fáciles, pero invitan a la reflexión profunda. Harari no escribe solo como historiador, sino como filósofo y observador de la condición humana, lo que convierte al libro en algo más que una obra de divulgación: es un ensayo sobre el significado de la civilización.

Críticas y controversias

No obstante su popularidad, Sapiens ha sido criticado por algunos académicos que señalan imprecisiones, simplificaciones excesivas y una tendencia al determinismo. Su estilo narrativo, si bien cautivador, a veces sacrifica el rigor en favor de la claridad o la provocación.

Sin embargo, muchos lectores y pensadores reconocen el valor del libro como puerta de entrada al pensamiento histórico y antropológico. Harari logra conectar datos científicos, teoría evolutiva y análisis cultural en una síntesis accesible y, sobre todo, estimulante.


            Pero, sumado a la sintesis anterior para aquellos que no hubiesen tenido la oportunidad de leer a este autor; hay una razón por la que el Homo Sapiens aún existe hoy en día y los demás no continuaron evolucionando: una corteza prefrontal, que podemos inferir de las estructuras esqueléticas. En esencia, teníamos la capacidad de pensar de forma más compleja, lo que nos permitió organizar, cultivar, enseñar, practicar, habituarnos y transmitir un mundo adecuado para nuestra supervivencia. Gracias a nuestra capacidad de imaginar, pudimos construir la Tierra tal como es hoy prácticamente de la nada.

            En cierto sentido, la idea de que los pensamientos crean la realidad es más que una simple idea; también es un hecho evolutivo. Gracias al lenguaje y al pensamiento pudimos crear un mundo en nuestras mentes, y, en última instancia, gracias al lenguaje y al pensamiento hemos evolucionado hasta convertirnos en la sociedad que tenemos hoy, para bien o para mal.Me dediqué por años, impulsado por las conversaciones co el psiquiatra Otto Döerr, y mi recordado y notable Profesor José Ricardo Morales: al estudio del lenguaje


            Casi todos los grandes maestros, artistas, profesores, innovadores, inventores y, en general, personas felices, podían atribuir su éxito a una comprensión similar. Muchas de las personas más destacadas del mundo comprendieron que, para cambiar sus vidas, debían cambiar de mentalidad.

            Estas son las mismas personas que nos han transmitido algunas de las creencias convencionales más antiguas: que creer es llegar a ser, que la mente debe ser dominada, que el obstáculo es el camino. A menudo, nuestra incomodidad más intensa es lo que precede y nos obliga a pensar de una manera que nunca antes habíamos concebido. Esa nueva conciencia crea posibilidades que nunca existirían si no nos hubiéramos visto obligados a aprender algo nuevo. ¿Por qué nuestros antepasados ​​desarrollaron la agricultura, la sociedad, la medicina, etc.? Para sobrevivir. Los elementos de nuestro mundo alguna vez fueron solo soluciones a los miedos.

            En un contexto más cerebral, si aprendes conscientemente a considerar los “problemas” de tu vida como oportunidades para adoptar una mayor comprensión y luego desarrollar una mejor forma de vivir, saldrás del laberinto del sufrimiento y aprenderás lo que significa prosperar.

            Creo que la raíz del trabajo del ser humano es aprender a pensar. De ahí, aprendemos a amar, compartir, coexistir, tolerar, dar, crear, etc. Creo que nuestro primer y más importante deber es desarrollar el potencial con el que nacimos, tanto para nosotros mismos como para el mundo.

            La frase tácita de todo lo que escribo es: «Esta idea me cambió la vida». Porque las ideas son las que cambian vidas, y esa fue la primera idea que cambió la mía.