Mallorca

        

 

 

En el libro pasado, dejé, por compasión de los lectores, una cantidad de ciudades, pueblos y villorrios afuera, para retomarlos cuando tuviese las fuerzas y entereza de emprender este nuevo vuelo.

Mucho antes de lo pensado, salió el tema de Tarifa y los Pueblos Blancos. Gonzalo Ausin, amigo entrañable, con un inigualable sentido del humor, me dice que si estaba en mis libros, el balneario de Nazare en Portugal.

Lo dijo en tono amable, y no como desafío. Y aquí estoy, a punto de entrar a España y Portugal.

Recuerde, por si no leyó el libro anterior ( cosa que doy por hecho ), que hay dos características a tener en cuenta. La primera es que son artículos escritos en Diarios y Revistas, antes de la era de Internet. Remozados ?, claro que sí…pero su esencia no es el de la guía de viajes. No hay menciones a hoteles, estrellas, precios, cosa que puede encontrar en Booking, Travelocity o Despegar.com.

Y la segunda, tiene la particularidad de leerse en cualquier orden y da lo mismo. No hay rutas que se sigan y dependan de otras.
 

 Mallorca

Es que ustedes deben de haber pasado la experiencia de haber ido a algún lugar en especial, que les deja recuerdos, igual que a mí.
Cómo no voy a recordar el Café Florian o el Quadri en Venecia, el encanto de Praga o los parques de Edimburgo. Bueno, aquí en Mallorca, sus 212 Calas, son un espectáculo en si mismas. Y Chopin, no se vino a esta Isla, para bañarse en aguas cristalinas, con la pésima salud que lo perseguía.

Frederic se vino medio obligado.El amorío con une escritore (estoy usando lenguaje inclusivo, para que no me funen) llamado George Sand. Amandine, como era su nombre real, jugaba con los pseudónimos, y además desafiaba los prejuicios tanto en su literatura como en lo personal que le fascinaron a Frederic.
Sand, se divorció en 1836 y consiguió que su exmarido le devolviera la hacienda y la administración de sus propiedades. Para que decir lo que sufrieron los banqueros en Mallorca cuando llegó este señore con pantalones, fumando y con modales bastante toscos a cobrar platas de Chopin.


Asumió las ideas del amor libre de la Francia revolucionaria y se embarcó en diversos romances, algunos muy turbulentos. Entre sus amantes estuvieron el de Frédéric al final, la actriz Marie Dorval, el poeta Alfred Musset y Michel de Bourges .Con Chopin mantuvo la relación más larga, de 1838 a 1847.

La temporada invernal pasada en Mallorca entre 1838 y 1839 junto con los hijos de Sand (buscando el clima más favorable del sur de Europa para aliviar la tuberculosis del músico) se reflejaría después en la novela autobiográfica que incluiré un poco más adelante. Bien, volviendo al personaje, en realidad se llamaba Amandine Aurore Lucile Dupin, pero usaba ese seudónimo masculino para abrirse paso con más facilidad en el machista sector editorial de la época.


Aunque también es verdad que le gustaba usar ropas masculinas, fumaba puros, tomaba alcoholes fuertes y dominaba la relación con el pianista...con el dedo chico.

En "Un invierno en Valldemossa" la novela escrita por Sand, está basada en las experiencias de la autora durante su estancia en ese pueblito más que encantador, en la isla de Mallorca.

La historia comienza con la llegada de George Sand, junto con sus dos hijos, a Valldemossa durante el invierno de 1838. Buscando escapar de la agitada vida en París y las presiones sociales, la escritora elige este remoto y pintoresco pueblo de Mallorca como refugio para encontrar paz y tranquilidad.

A medida que la familia se instala en una casa rústica y acogedora, George Sand describe detalladamente la belleza y la serenidad del entorno. Su prosa poética nos sumerge en los paisajes montañosos de la Sierra de Tramuntana y en la atmósfera tranquila del pueblo, donde el tiempo parece detenerse.

Pronto, la escritora entabla amistad con los lugareños, y a través de sus descripciones y conversaciones, nos presenta la vida cotidiana de Valldemossa en el siglo XIX. Nos habla de los oficios tradicionales, las costumbres locales y las festividades que se celebran con alegría y devoción.

En el transcurso de su estancia, George Sand también conoce a un monje, fray Francisco, que vive en el monasterio de la Cartuja de Valldemossa. La relación entre la escritora y el monje se convierte en el centro de la trama de la novela. A través de sus conversaciones, ambos personajes exploran temas profundos como la espiritualidad, la fe, la naturaleza humana y el propósito de la vida.

El monasterio de Valldemossa es descrito como un lugar misterioso y fascinante, con sus claustros silenciosos, jardines exuberantes y una biblioteca llena de antiguos manuscritos. La autora nos sumerge en la atmósfera mística del monasterio y en la vida austera y dedicada de los monjes que lo habitan.
A medida que el invierno avanza, George Sand enfrenta desafíos y conflictos internos. Su relación con el monje, que va más allá de lo puramente espiritual, la confronta con sus propios deseos y pasiones.
La escritora se ve atrapada entre su deseo de libertad y el temor a la soledad, lo que la lleva a reflexionar sobre su identidad y su lugar en el mundo.
"Un invierno en Valldemossa" es una novela introspectiva y emotiva que combina elementos de la vida real de George Sand con ficción literaria.

Volviendo a Chopin, se habían conocido en una velada musical donde el compositor comentó: “ ¡Qué antipática es esa Sand! ¿Es verdaderamente una mujer? Lo dudo.”

Ella decidió demostrárselo.

La amistad común de Liszt y su amante, Marie d’Agoult, facilita sus propósitos, y va a buscarlo a París en octubre de 1837. El había roto con Constanza Gladowska, su novia polaca y no rechazaría un amor protector y recatado, propio de su naturaleza exquisita.

Frederic organizaba una reuniones en su casa; Sand se engalanó de tenida polaca para la ocasión. Ella tenía dos niños y seis años más que el dueño de casa; pero comenzaron una vida juntos de todos modos. Mallefille, el galán de turno en la vida de Sand, no se tomó bien el despecho y acechó el departamento de Chopin desde la vereda, pistola en mano.

Por otro lado, los pulmones de Chopin venían empeorando hacía tiempo. Con el invierno de 1838 en ciernes, le recomendaron Mallorca, de clima saludable y sin potenciales asesinos en la cuneta del frente. Su médico, desde la cómoda ignorancia parisina, pensaba Mallorca como Punta Cana .

Llovió sin parar. A Chopin y Sand, carentes de vínculo formal e inmersos en un bastión católico, no les resultaba fácil dar con un posadero dispuesto a arrendarles un cuarto. Acabaron en un monasterio Cartujo, provisto de las comodidades que puede esperarse de monjes que renunciaron a los placeres terrenales.



Chopin casi muere de la humedad adentro de la celda. Retrata de la siguiente manera las destrezas médicas mallorquinas:

Tres doctores me han visitado (...). El primero dijo que estaba muerto; el segundo que estaba muriendo; y el tercero que estaba a punto de morir .

Para colmo de males, imagine los plazos de envío de una encomienda, desde París hasta un monasterio en una isla mediterránea, con la logística del siglo XIX . Y ahora cierre los ojos y piense que el paquete en cuestión es nada menos que un piano. Una vez arribado, les cobraban en impuestos casi el valor del instrumento. Tras semanas de negociaciones, hubo que sacar el piano por una puerta trasera.

Pero Valldemossa no es solo el legado de Chopin y George Sand; es también el escenario de una novela emblemática que ha trascendido el tiempo. La obra      "La Carta Esférica" de Arturo Pérez-Reverte, ambientada en el siglo XXI, nos lleva en un viaje de intriga y aventura que se despliega en las calles y rincones de de este pueblo encantador.

En esta novela, el protagonista, Coy, un experto en cartografía náutica, se embarca en una peligrosa búsqueda en busca de un tesoro perdido que se esconde en el Mediterráneo.

La "Carta Esférica" es el mapa que lo llevará a desentrañar un enigma enigmático, y a través de esta narrativa, y Valldemossa se convierte en un escenario vibrante y lleno de misterio. Hay que leerla, antes de partir a Mallorca.

La novela de Pérez-Reverte nos muestra una perspectiva diferente de Valldemossa, una que destaca su aura misteriosa y su conexión con el mar y los tesoros perdidos. A través de las páginas de "La Carta Esférica", se demuestra como un villorrio, se convierte en un personaje más en esta emocionante historia de aventura y búsqueda.





Los Chopin-Sand dejaron atrás Valldemossa, volvieron a Francia en un bote minúsculo, acurrucados por los chillidos de un cargamento de cerdos. Pese a su condición de salud, Chopin no perdías la esperanza de una vida mejor, contrario a Georges, quien tras cansarse de la vida de enfermera, desertó tras 10 años de relación y dos antes que el músico nos dejara.

Yo llegaba en avión, desde Barcelona, en una hora clavada.

Y después de instalarme, partí a un café, junto a la playa, para revisar mapa y guía Frommer.

Arrendar un auto, fue lo primero.

Esta Isla, de 100 Km. de largo, distancia que parece la nada, tiene tantos recovecos, que hay que multiplicar por diez,  esos cien de largo. Yo no sabía lo que era una Cala. Esa ignorancia, es imperdonable. Sobretodo con lo que me gusta bañarme en el mar…

Ignorante; obvio.
Encontrarse por un dato que me dan en el Café, de Cala Escondida, es el un viaje directo al paraíso. Mencioné antes, que este es tierra alemana. La cantidad de turistas alemanes es impresionante, y desde el borde de la playa S’Arenal, al atardecer, usted puede observar una curva continua de pequeñas luces, donde un avión tras otro, vienen desde Barcelona para aterrizar en Mallorca. El flujo es impresionante, uno tras otro, sin parar.

Entonces, hay que despejarse, tomar algunas decisiones, y tratar de entender que voy ha hacer aquí. Decido marcar en un plano mi punto de partida: Palma.
Uno de los lugares más bonitos es la Serra de Tramuntana, una auténtica joya natural que te maravillará con sus paisajes impresionantes y su serenidad única en medio de la naturaleza. La fusión del mar y la montaña crea escenas mágicas que parecen sacadas de una acuarela. Pero, antes de adentrarte en la naturaleza, dedica unos días a explorar Palma, que es mucho más grande e imponente de lo que uno se puede imaginar antes de conocerla.